Este no es un blog personal. Este es un espacio para compartir imágenes y experiencias entre quienes hemos pasado unas cuantas horas hablando y aprendiendo de fotografía. Es un punto de encuentro para mostrar nuestras fotos y hablar sobre ellas y sobre nosotros, pero también está abierto a quienes quieren mostrarnos sus fotos o compartir sus experiencias
sábado, 16 de octubre de 2010
Solomon Burke ya es leyenda
Sus más de doscientos kilos de peso le pasaron factura al final cuando volaba hacia Holanda para participar en un concierto. El corazón le falló y Solomon Burke ya no podrá volver a los escenarios para alegrarnos con su carácter, sus flores, su música y su simpatía.
Donde quiera que actuara se metía al público en el bolsillo. Se 'hacía de querer' desde el momento en que se encendían las luces y aparecía en el escenario, pues no podía caminar y tenía que ser llevado en una silla de ruedas hasta el 'trono' desde el que desarrollaba, protagonizaba y dirigía un gran concierto-espectáculo.
En un momento dado, invitaba al público a estar con él, entregaba rosas a las mujeres que se le acercaban y mientras firmaba autógrafos y lo agarraban para hacerse una foto, él seguía cantando. Sabía controlar los momentos y cuando decía, "ahora vamos a sentarnos a escuchar", todo el público que había subido al escenario se sentaba con él y guardaba el más respetuoso silencio. No hacían falta guardias de seguridad ni organizadores.
Cuando su concierto terminaba, se despedía con un 'God bless you all' (Dios os bendiga a todos) y parecía como si, a pesar del esfuerzo y del cansancio, le doliera a él más que al público, abandonar el escenario.
Jazz San Javier nos dio la oportunidad de verlo en dos ocasiones, y ese es el recuerdo que guardaremos con todo cariño. Gracias por todo y que Dios te bendiga, Solomon Burke.
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No lo conocia, pero seguro que si vibraba en el escenario, también lo hará allí dónde quiera que este.
ResponderEliminarUnas excelentes fotos, con un color que todavia me sorprende.
Un abrazo.
¡Qué recuerdos! Y es que ir a tu primer concierto de jazz y que te encuentres, sin saberlo, con algo tan increible, ¡no tiene precio!. Para mi fue una experiencia inolvidable, y ahora ya, irrepetible, por lo que no puedo evitar emocionarme...
ResponderEliminarUn saludo a todos.